jueves, 16 de octubre de 2008

¿PUBLICIDAD, TÉCNICAS DE VENTA O TIMOS?

Las técnicas de televenta han evolucionado mucho en los últimos años, disfrazándose la venta de magníficas promociones o regalos, en los que únicamente pagas a un precio extraordinariamente caros los gastos de envío. En estos casos en los que media un pequeño engaño, podría hablarse, técnicamente, de una estafa, puesto que lo que recibes no tiene el precio de mercado que se paga, aunque serían difícilmente demostrables.
En materia de publicidad son bastante habituales las asociaciones de huérfanos de cuerpos de seguridad que van a publicar un boletín en el que ofrecen una inserción publicitaria para la empresa a la que llaman. Recuerdo una campaña brutal que hicieron hace unos cinco años, en la que recibí varias llamadas de operadores de esta supuesta asociación, que por cierto tenía forma jurídica y facturaba como una Sociedad Limitada (misterios jurídicos insondables) y otras múltiples llamadas de clientes diciendo que les había llamado la policía pidiendoles el número de cuenta porque les habían insertado en un boletín. En aquella ocasión recuerdo que la policía abrió una investigación por una supuesta estafa masiva, aunque no recuerdo cómo acabó.
Hace poco también quedé yo "enganchado" por una empresa barcelonesa que planteaba una empresa de servicios jurídicos, a lo LEGÁLITAS, que mediante inserción publicitaria en prensa, radio y televisión te garantizaban un mínimo de 12 clientes mensuales. No realicé más que el primer pago y, como no podía ser de otra forma, no recibí ni un cliete. Otro asunto pendiente al que le tengo que meter mano (en casa del herreno cuchara ....)
Lo último ha sido una llamada de una editorial para con la excusa de participar en un libro que estaban editando y escrito por un reputado historiador, venderte a un módico precio 12 ejemplares del libro. La supuesta editorial tiene una página bastante simple en internet a la que llegas si introduces al autor de dicho libro, que creo que es también el editor, dicho de otro modo, el dueño de la editorial, que por otra parte únicamente publicaba en internet los libros de este supuesto historiador. Lógicamente si declinabas la compra de los 12 ejemplares, que podían suponerte un desembolso de unos 700 €, renunciabas a la "gloriosa" participación en el magnífico libro de historia que se iba a publicar, perdiendo, del mismo modo, el prestigio que el aparecer en un libro de historia te iba a propinar, aunque tu aparición estuviera enmarcada en 4 hojas en las que se iba a glosar la oponión de otros doscientos abogados. En este caso si te puede la vanidad pagas.
No sé si pueden tratarse de nuevas formas de timos más adaptadas a los tiempos que vivimos, pero lo que si tengo claro es que hay que estar alerta puesto que además, en la mayoría de los supuestos, la documentación que recibes no vincula a los autores del hecho, están amparados bajo sociedades probablemente descapitalizadas, teniendo como única referencia un número de teléfono, un apartado de correos o una página web.

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