domingo, 20 de enero de 2013

CARTA NO PASTORAL AL OBISPO DE CÓRDOBA


Cada uno puede pensar lo que quiera y, claro está, puede expresarlo de la forma que mejor le parezca. Incluso si está equivocado. Solo faltaría. Pero no es lo mismo que yo diga aquí tonterías como catedrales, porque a mí no me lee ni la familia, que lo que pueda decir el Obispo de Córdoba en su carta semanal, porque ese señor sí que es seguido por miles de personas.

La reciente carta semanal del Obispo de Córdoba: http://www.diocesisdecordoba.com/noticias/la-ideologia-de-genero-rompe-la-familia/ es todo un compendio de errores conceptuales, confusiones, supongo que buscadas y errores de expresión y mala escritura (no estaría de más que alguien le revisara la gramática y el estilo).  Trascribo parte de lo dicho: ¿En qué consiste la ideología de género, de la que oímos hablar continuamente? …La ideología de género destroza la familia, rompe todo lazo del hombre con Dios a través de su propia naturaleza, sitúa al hombre por encima de Dios, y entonces Dios ya no es necesario para nada, sino que hemos de prescindir de Él, porque Dios es un obstáculo para la libertad del hombre. La ideología de género es una filosofía, según la cual “el sexo ya no es un dato originario de la naturaleza, que el hombre debe aceptar y llenar personalmente de sentido, sino un papel social del que se decide autónomamente, mientras que hasta ahora era la sociedad la que decidía”. La frase emblemática de Simone de Beauvoir (1908-1986), pareja de Jean Paul Sartre: “Mujer no se nace, sino que se hace” expresa que el sexo es aquello que uno decide ser. Ya no valdrían las ecografías que detectan el sexo de la persona antes de nacer. … Lo que vale es lo que el sujeto decida. Si quiere ser varón, puede serlo, aunque haya nacido mujer. Y si quiere ser mujer puede serlo, aunque haya nacido varón. No se nace, se hace ….

Como primera cuestión he de decir que nunca había oído hablar del término ideología de género, así que me he entretenido buscando en internet y resulta que es un término católico que viene a englobar tanto el feminismo como la libertad de orientación sexual y mezcla también el rol que debe jugar el hombre y la mujer en la sociedad. No he querido bucear más porque me estaba cabreando cuánto más leía.

Nunca he estudiado las tesis feministas y no me agrada demasiado el feminismo extremo, ese que se contrapone al machismo y no trata de equiparar lo que debería ser natural, la igualdad de mujer y hombre. Sin estudiarlo y de lo poco que sé, he de reconocer que sin el feminismo hoy no estaríamos donde estamos, mi madre no hubiera podido trabajar libremente en igualdad de posibilidades que mi padre y mi hija no tendría el futuro tan abierto y LIBRE como lo tiene. Me remito en defensa de lo dicho a la situación de la mujer en África, Oriente Próximo y bastantes países de Asia o de su papel en las sociedades musulmanas, por ejemplo.

Por ciertas representantes políticas, ciertamente iletradas, se ha mal usado y abusado del término feminismo, pero creo que no merece la pena centrarse en eso, porque junto con su mal uso hicieron otra serie de sandeces que fueron “acontecimientos planetarios”.

Desde mi desconocimiento de ese movimiento le pregunto al señor Obispo de Córdoba: ¿qué tiene que ver el feminismo, la elección de sexo, la identidad sexual de cada uno y la familia? ¿Por qué la familia tiene que ser la que la iglesia quiere: padre, madre e hijos y bajo el sacramento del matrimonio? ¿Por qué han creado ese término de ideología de género para mezclarlo y confundirlo todo?

Creo en el vínculo familiar como un buen lugar del desarrollo personal, ahí me he criado y también es el marco que le estoy dando a mi hija, pero si me divorciase y mi familia actual se dividiese, mi mujer o yo, o los dos, nos casásemos o uniéramos a otra persona de nuevo ¿por qué mi hija no debería desarrollarse bien? Igual que ahora no, sería diferente, pero no mejor ni peor. La familia tradicional no es el único lugar donde uno puede desarrollarse como persona y hoy en día caben familias tradicionales, monoparentales, creadas por parejas homosexuales, multirraciales o como sean. El éxito de esas uniones se basará en el mutuo respeto, el amor y la libertad que todos se den mutuamente.

¿Qué tiene que ver que un hombre sepa que le gustan los hombres con el feminismo? Sirva también la pregunta respecto de las lesbianas, aunque en el caso de éstas sí que tiene que ver, por mujeres, no por su orientación sexual. ¿Qué tiene que ver la transexualidad con el feminismo? ¿Qué tiene que decir el Sr. Obispo de Córdoba sobre la orientación sexual de aquellos sacerdotes que han abusado de menores y su relación con el feminismo? ¿Por qué le tienen tanto miedo a lo que es diferente? ¿Por qué teme tanto a la libertad?

¿No es más sano que se puedan casar dos hombres o dos mujeres a que una persona esté toda su vida reprimido sin mantener relaciones sexuales? Ah, se me olvidaba, quizás eso no sea tan cierto como siempre nos lo han querido vender. Lo siento, monseñor, no es que sea fácil atacar a los abusadores tan abundantes en el clero, es que según mi parecer, igual estoy equivocado y sea una tontería, una cosa lleva a la otra.

Yo no soy homosexual. Nací con el derecho a poder casarme con una mujer, si ésta quería también, claro. ¿Qué me importa a mí que también puedan casarse dos hombres o dos mujeres si eso les place? ¿Por qué he de tener yo más derecho? No puedo entender las protestas multitudinarias de Francia contra la posible aprobación de la ley del matrimonio homosexual. Supongo que habrá mucho de desconocimiento y manipulación: “es cuestión de ideología de género”, les habrán dicho.

Han pasado 7 años desde la aprobación de la Ley del Matrimonio Homosexual en España y he releído las declaraciones del Presidente de la Conferencia Episcopal, Monseñor Rouco Varela, sobre la ruptura de la familia, la caída de la sociedad, el hundimiento de todo lo que nos rodeaba. Viendo que lo único que se hunde es el empleo y la economía, que la sociedad es más adulta, consciente y solidaria, que mientras la iglesia se inmatricula fincas por doquier, hay quién cede su segunda vivienda a parados desahuciados, que las familias se apoyan hasta agotar sus existencias comunes, que los bancos de alimentos laicos funcionan también, viendo que la sociedad y la familia ni con la crisis se ha roto, no sé cómo este señor no se ha escondido bajo tierra.

Creo que disparar a todo lo distinto de lo que uno piensa, amasándolo todo en el mismo recipiente para crear confusión, es algo tosco, zafio y de poca inteligencia y, desde luego, separa aún más a los que ya estamos desligados de la iglesia y nos afianza en que quienes están equivocados son ellos.  

domingo, 6 de enero de 2013

GALLARDÓN Y SUS TASAS


Desde el 17 de Diciembre de 2012 están en vigor las nuevas tasas judiciales, esas con las que, el otrora seudo socialdemócrata, hoy ultraderechista, Gallardón pretende financiar la Justicia Gratuita, o sea, el derecho de quienes no tienen medios económicos poder tener asistencia jurídica prestada por el Estado, que no es otra cosa que derecho a abogado, procurador y peritos, en su caso.

Estas tasas obligan a todo hijo de vecino, menos los que tengan derecho a justicia gratuita, a pagar por iniciar un pleito, sea una reclamación de cantidad por, por ejemplo,  un accidente de tráfico, o una factura impagada, o porque queremos divorciarnos, o para impugnar una multa de tráfico o, lo que es peor, para recurrir una sentencia contra un despido, etc.

Las tasas van desde 100 € hasta 500 € por interponer un recurso ordinario de apelación  y hasta 750 € por un recurso ante el Tribunal Supremo, más un 0,25% de la cantidad que se reclame. No importa la capacidad económica del justiciable, es decir, da igual que sea un multimillonario o un padre de familia con 1800 € de ingresos mensuales. Paga lo mismo.

Las consecuencias de las tasas van a ser variopintas, pero ayer pasó algo curioso en mi despacho. En 2008 interpuse un procedimiento de revisión de una incapacidad de un cliente al que tras un accidente de trabajo le quedó una ridícula pensión, pese a no poder trabajar más. Como algunos juzgados van tan sumamente lentos, la sentencia no fue dictada hasta 2010 y como no nos daba la razón la recurrimos al Tribunal Superior de Justicia de Andalucía, que tras casi dos años ha resuelto que la sentencia era nula, por lo que ni nos dio ni nos quitó la razón, sino que obligó al Juzgado a dictarla nuevamente.

Y así lo ha hecho, ha dictado otra vez la misma sentencia, con un pequeño añadido para evitar nuevamente la nulidad, y claro, otra vez no nos da la razón, pues, como he dicho, es igual que la de 2010 y, como no, nos vemos obligados a recurrirla de nuevo.

Por un error judicial estamos igual que en 2010, tenemos que recurrir la sentencia, la misma sentencia, pero ahora se nos exige el pago de 500 € para poder ejercitar nuestro derecho a recurrir, cantidad que, dada la minúscula pensión que cobra mi cliente y que pretendimos revisar en el año 2008, no tiene para pagar.

Ahora dependemos de que se quiera paralizar el pleito mientras se le concede o no el derecho de justicia gratuita para evitar pagar esos injustos 500 €, y si no se le concede perderá el derecho a recurrir puesto que mi cliente no tiene para pagar la tasa que el injusto sistema de justicia ha tejido para que los pobres carezcan de eso, de justicia.

Esto de las tasas judiciales puede parecer que no nos tiene por qué afectar, y puede que sea así, que alguno nunca en su vida vaya a pasar por los juzgados, al igual que otros no tengan hijos y no sufran el recorte educativo o una salud de hierro y no tengan que pagar por las medicinas o tenerse que hacer una prueba de forma privada porque la sanidad pública le da cerca de un año de lista de espera.

Pero la cuestión es otra: si nos van a cobrar porque un Juez imparta justicia, porque con esas tasas pretenden pagar a los abogados de oficio que antes se pagaban con nuestros impuestos, si además nos van a cobrar por la sanidad, si van a recortar tanto la educación que vamos a tener que pagar su complemento, además de pagar los libros de una educación obligatoria, si también habrá que pagar por usar las autovías, si suben el IVA de la cultura, del deporte, de los libros, de los cuadernos de los niños, hasta del pan, si no nos está asegurado el sistema de pensiones a partir del año 2040, si congelan las pensiones, les pagan menos a nuestros funcionarios, cortan las ayudas a los dependientes y discapacitados, la pregunta es:

¿Para qué pagamos impuestos?  

¿En qué se los gastan?

¿En parlamentos nacionales, autonómicos, políticos de toda clase, asesores, despachos en Ayuntamientos de lujo, Autonomías que son pequeños estados, Diputaciones, Mancomunidades, Consorcios, etc, etc y Familias Reales?

Quién iba a pensar que el único éxito de Rajoy era lograr el imposible de hacer bueno al ínclito de Zapatero.

¿DE VERDAD EL PUEBLO ES TAN TONTO?


Recuerdo en el año 98, con 27 años, cuando, como secretario de ayuntamiento, llegué a un pequeño pueblo de apenas 500 habitantes, la sorpresa e indignación que me produjo ver que, de los apenas 30 millones (de pesetas, se entiende) que tenía de presupuesto corriente, más de un 15%, más de 4 millones, se dedicaban a la partida de cultura y festejos, de los que la totalidad eran destinados a festejos.

He hecho referencia a la edad que tenía porque cuando critiqué el destino tan despilfarrador de fondos a la realización de tres fiestas: feria, navidad y romería, me excusaron que era demasiado joven para entender que el pueblo no aceptaría no tener una buena feria, con buenos grupos o que no se hicieran dos novilladas, para lo que el Ayuntamiento tenía que destinar más de quinientas mil pesetas de subvención al promotor, además de otra ingente cantidad en el informe de infraestructuras de la plaza, de la enfermería, el médico y los servicios de ambulancia de Cruz Roja. Un pastizal.

A mí, debía ser por mis 27 años, no me cabía en la cabeza que un alcalde no pudiera explicarle a su pueblo, a sus vecinos, que era mejor tener un pinchadiscos o hacer un concurso musical de cantos lugareños y quitar los tres grupos de música que se llevaban una pasta, y los toros y no sé qué más, y ahorrarse ese dinero para arreglar el alumbrado público, que era lamentable u otras innumerables deficiencias, y que el pueblo no lo entendiese.

Cambié varias veces de ayuntamiento y el destino de fondos para la feria y otros festejos era similar, entre 10 y un 20% del presupuesto corriente, y doy fe, puesto que era quién controlaba la ejecución presupuestaria, que el dinero se gastaba en festejos en su mayoría, nunca en cultura.

Ahora nos encontramos ante una crisis brutal y se está viendo el descenso en el gasto, como no podía ser de otra forma, pero me sigue pareciendo un despilfarro absoluto el dineral que se continúa destinando a cabalgatas de Reyes Magos, aunque tiren la mitad o menos caramelos y juguetitos que en años anteriores o a ferias, verbenas polulares o toros.

¿De verdad el pueblo no iba a entender que es preferible no tener media hora de Reyes Magos o una feria sin caseta municipal y sin orquesta de pachanga que el que haya que pagar la sanidad, las medicinas, las ambulancias, la justicia y pronto hasta por respirar?

¿De verdad el pueblo es tan ignorante? 

¿Somos tan tontos?