miércoles, 15 de octubre de 2008

EL DERECHO DE OPCIÓN RELIGIOSA DEL DIFUNTO

Acabo de enterrar (incinerar) a mi abuelo (1912-2008). Afiliado a las juventudes socialistas desde muy joven, republicano ferviente, participó "pacíficamente" en la guerra civil y fue encarcelado por motivos políticos a principios de los 40. No practicante y podría asegurar que no creyente, contrario a las prácticas represoras del franquismo y de la iglesia. Como todos estuvo lleno de contradicciones, tanto en su ideología, a la que seguramente llegó más por la necesidad que se padecía que por un convencimiento razonado y con tendencia a querer la riqueza que criticaba a la "derecha" aunque sin renunciar a las ideas, como también quizás en lo religioso, a lo que nunca se acercó, huyendo de ello en todo momento, incluso en los últimos años, cuando por mucho que quisiera evitarlo sabía que la muerte la tenía cerca, aunque practicando mínimamente cuando enviudó, creo más por respeto que por creencia, y podría ser que justo antes de su muerte.
Puedo decir que mi abuelo no creía, en qué, no lo sé, pero evidentemente no creía y por ello nunca participó de los ritos católicos, nunca practicó la religión en la que fue bautizado y que le rodeaba y con la que siempre fue respetuoso, dejando que sus hijas fueran muy religiosas, muy católicas.
Una vez fallecido, sin instrucciones previas, un muerto, mi abuelo, no tiene derecho a elegir qué tipo de acto fúnebre quiere. Tendría que estudiar si esta materia puede ser objeto de autorregulación en lo que se ha llamado testamento vital, más allá de los cuidados médicos que quieras para el momento de su muerte, pero en la realidad nos encontramos con que los familiares directos son los que optan por el rito fúnebre con el que vas a acabar.
En este caso, mi abuelo recibió sepultura previa misa de cuerpo presente, en una iglesia que creo nunca había pisado, oficiada por un cura que no le conocía, que le nombraba por el nombre que aparece en su documentación y no por el que todos le conocían (no supo su verdadero nombre hasta que fue "tallado" por una confusión del encargado del registro que lo inscribió con el nombre del santo del día, aunque familiarmente todos lo conocieron por el nombre que habían decidido sus padres, y así hasta su muerte) que hablaba de que había recibido los santos sacramentos sin que fuera cierto, y así un gran número de etcéteras.
No sé si como me han dicho, en sus últimas horas se reconcilió con la iglesia, ni me extrañaría eso ni lo contrario, aunque sé que en sus últimos días estuvo bastante desorientado, pero creo que por su larga trayectoria se merece que alguien, yo, su nieto, diga que nunca fue católico, ni practicante, y que fue socialista y republicano.
Descansa en paz.

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