sábado, 16 de febrero de 2013

MISTERIOS DE LA NATURALEZA


Con toda probabilidad, estamos ante un caso digno de “Cuarto Milenio”. El señor que confunde un puesto de empleado de una empresa privada con un empleado público, o sea, con un funcionario, el mismo que dice que por un finiquito se está pagando seguridad social e IRPF durante más de dos años, cuando cualquier alumno de derecho y la mayor parte de los trabajadores saben que las indemnizaciones por despido no cotizan por estar exentas (al menos dentro de los 45, hoy 35, días de salario por año de servicio), el mismo que se le ocurrió decir que si despedían a un trabajador después el Juzgado te obligaba a readmitirlo (que se lo digan a los casi seis millones de parados ¿quién los ha readmitido?) ese fenómeno del conocimiento jurídico, ese político de alto fuste, resulta que es doctor en derecho.

No lo he citado antes pero no me refiero a otro que a Don Carlos Floriano. No es el único de entre los políticos que me provocan vergüenza ajena cada vez que los oigo hablar. Da igual el signo político, la vergüenza ajena está en todos los barrios. Tampoco es el primero y, a bote pronto, recuerdo a Pepiño, Cipriá, la Pajín, la Aído, la Villalobos y no quiero recordar más, pero hay muchos.

Siempre me he parado a pensar cómo podían llegar este tipo de personas a las cúpulas de los partidos, o incluso a ministros, pero no llegaba a una solución. A la vista de cómo está la política y España, sigo sin saber bien cómo medran pero sí tengo clara la consecuencia de sus altos vuelos. Y la sufro.

Pero éste al que me refiero ahora, el sr. Floriano, me ha llamado la atención por la sarta de errores garrafales en los que ha incurrido en pocos días. Me parece todo un iletrado. Sí. Lo más sorprendente es que es doctor en derecho, profesor de la universidad de Extremadura y sacó sobresaliente en su tesis “cum lauden”. http://es.wikipedia.org/wiki/Carlos_Floriano

Igual está equivocada la wikipedia pero, por si acaso no yerra, a partir de mañana me quito la toga y me hago fontanero.

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